Una última voluntad
Vuestro padre está llegando al final de su estancia en este mundo. La muerte es siempre la compañera de la vida.
Deseo vivir el resto de mi vida, lo poco que me queda hasta hacer frente a la solemne muerte de una vida finita, sin arrepentimientos.
Para ello, debo continuar buscando la verdad, respetar los principios de modo que pueda concluir mi vida con orgullo, con un espíritu rico y repleto de virtud, transparencia y felicidad.
Incluso si entro en un estado de irrecuperable inconsciencia, os pido que no uséis dispositivos que me mantengan vivo artificialmente.
Emocionalmente no podría resistirlo.
Tal momento decisivo, al perderlo todo, la autonomía, la independencia y la autoestima, las necesidades de la vida humana, equivale a perderlo todo, la personalidad completa.
Tristemente, la vida de todas las criaturas tiene un fin.
Quiero que entiendan esto profundamente. Deseo que mis hijos vivan con orgullo, que se conviertan en las personas más bellas y que tengan una gran fe.
Quiero que mis hijos se fijen las prioridades más altas, y pongan el mayor valor a la autonomía, independencia y autoestima que les ayudará a vivir de modo sincero y serio, tal y como dicta nuestra naturaleza innata, el espíritu.
Esta es mi última voluntad en esta vida. Proviene de un corazón y alma profundos y perdurables para mis hijos. Es la dignidad del espíritu más importante y cariñoso, que todos deben obedecer, prometiendo con el inmenso amor que existe entre un padre y sus hijos.

La vida en este mundo llega a su fin.
Y comienza la vida del otro mundo.
Estoy entrando en el mundo eterno de los espíritus.

5 de mayo del 2006
Vuestro padre, Kim Chang-In
A mis hijos, sus esposas, mis hijas y sus esposos